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10 marzo 2007

Misterio mentalista

Pide a un espectador que piense una carta mientras mezcla la baraja. Puede cambiar tantas veces como desee, pero una vez que haya tomado una decisión, debe atenerse a ella. A continuación, toma una tarjeta del tamaño aproximado de un naipe y traza cuatro líneas sobre ella, formando cinco espacios de manera que los espacios primero, tercero y quinto sean algo mayores que el segundo y el cuarto. Entrega a un espectador la tarjeta junto con el lápiz y pídele que escriba en los espacios los nombres de cinco cartas: la que ha pensado y otras cuatro cartas cualesquiera. Háblale así: “Puedes anotarlas en el orden que quieras; escribe el nombre de tu carta en el lugar que creas más apropiado. Puedes anotarla en el primer espacio, en el último o en medio, pero no voy a seguir hablando para no influir en una decisión que debe ser enteramente tuya” Casi infaliblemente, la carta elegida será anotada en el segundo espacio y, y si no, en el tercero. Además, tienes otro detalle a tu favor: puedes mirar los movimientos de la mano al escribir. Colócate relativamente cerca de él, pues sólo necesitas ver la mano. Cuando escriba los nombres de las cuatro cartas cualesquiera, siempre se producirá alguna vacilación, Pero cuando se trate de la que ha pensado, la escribirá sin titubeos. Tras esto, toma la baraja y la tarjeta, echa un vistazo al nombre que aparece en el espacio que crees correcto y deja la tarjeta sobre la mesa, cara abajo. Busca la carta que crees elegida y colócala en la mesa, también cara abajo. Entrega al espectador la lista de cartas y pídele que tache con una cruz todas menos la elegida; a contin1uación, muestra la carta que sacaste. Con un poco de experiencia lograrás adivinar siempre la carta. El público tendrá la impresión de que tú escogiste una carta cualquiera de entre las cincuenta y dos de la baraja.

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